miércoles, 30 de julio de 2008

Espero el beso...

Hace algunos días leía un extracto de biografía que me causó pena y familiaridad, ciertamente también alivio al descubrir que las experiencias se comparten para que podamos aprender de otros. Contaba el escritor que una sola vez pudo besar abrazado por la pasión, en el instante en que se juntan los amantes y sus corazones, libertad y entrega, amor, pasión y lujuria. Antes y después recordaba solamente momentos y besos lindos e igualmente fatuos, productos de la normal atracción entre parejas, empequeñecidos por aquél momento. Él perseguía esa sublime entrega y excitación máxima que se produce con el suave roce de cuatro labios, dos personas y un momento único y quizás irrepetible.

Yo siento lo mismo que el escritor, perseguía ese momento tan efímero como el recuerdo de este texto, la esperanza del encuentro de cuatro labios herméticos y perfectos hechos para encontrarse en se momento se desvanecía a cada nuevo encuentro de los míos con los incongruentes de tantas; mi boca me lo hacia saber.

En eso pensaba, tristemente, cuando abrí los ojos y la vi, la reconocí. Sentí que desde ese momento su imagen no dejaría mi retina. Sus movimientos cuál coreografía de ballet eran incorporados a mis sentidos, lentamente me enseñaban lo que logran músculos y tendones combinados con cinética. Sonrisa delicada, mirada decidida y la economía al hablar realzan la primera reacción química que hace tiempo esperaba. Me encanto, me ilusiono, me debato entre la seguridad de la contemplación a distancia y la inseguridad de la cercanía y un posible rechazo, desencanto y resignación. Me adelanto a mis pasos y ya contemplo efecto sin causa. Me acobardo, pero el destino es sabio o más cómodo pensar que algo me ayuda. No logro esquivar mi mirada y ella se mueve hacia mi, absorto en mis sueños la veo moviéndose POR mi.

Logro despertar y a distancia de conversación me lanzo con el ímpetu que solo tenemos los enamorados, esa arma de doble filo tan dañina como temeraria. Salen palabras, ella saca una mueca de sonrisa y yo otra de rubor; empate. Cambio de estrategia, un buen ataque es la mejor defensa- ¿O sería al revés?- estimulo la conversación, intento mantenerla falsamente espontánea e igualmente estimulante, al parecer empiezo a ganar por puntos, todo se desarrolla en forma fluida, me siento un ganador... hasta el primer gancho de derecha - Rodrigo ha sido muy entretenida la conversación, pero se hace tarde y debo irme-Disimulando mi pena intento demostrar fuerza y aplomo mientras el árbitro inicia el conteo. Intento agarrarme de las cuerdas, sacudo la cabeza y tambaleando junto rodillas para no caer nuevamente, le pregunto cuando volverá y ella indecisa contesta en una semana, suena la chicharra, se termina el primer asalto.

Sentado y analizándolo más fríamente creo que aunque a los ojos públicos salí derrotado en mi corazón aún tengo la fuerza del corazón de un luchador enamorado. Pienso en Adrien y escucho la canción de Rocky.... ta ta ta.... ta ta ta... ta ta ta... ta ta ta ta ta. Mientras una horrible mujer desfila por el ring con un cartel con el número dos pienso....- a recuperarse para el segundo asalto.

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