domingo, 20 de julio de 2008

Geisha

Miro una carita en medio de la multitud, me muevo con el serpenteo del carro del metro, ella con los latigazos de la cola. Quedo atrapado. Su mirada se cruza con la mía... una fracción de segundo basta para iniciar la reacción en cadena que lleva al rubor, pero soy orgulloso y resisto, ella aparentemente pierde interés, sus ojos abandonan los míos, la platea es indiferente a nuestra relación, hubiera preferido manifestaciones de apoyo... no pueden evitar apreciar esa belleza delicada, simple y diáfana; piel frágil, gestos impolutos, contexto imperfecto contrasta y acentua llevándola a perfección. ¿Cómo se gesta tal belleza?¿Qué genes fueron escogidos con tanta precisión?¿Quién le enseñó gestos como esos?

Bailando se dirige a la puerta y los que comprenden lo que tienen frente a sus ojos, prefieren no tocarla, no contaminar algo único, sublime.

Me deja cuál geisha, hizo lo suyo, deja su imagen en mi, su perfumen en el aire y la esperanza de verla en otro carro, otro día, y ojalá otra suerte.

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