domingo, 20 de julio de 2008

Invierno

Camino y pienso que eres de piel y yo de frío, nos llevamos bien por nuestra capacidad de entablar conversación, razón y pensamiento.

- ¡Preferiría un abrazo! – me dices.

- A mi me encantan los abrazos.

- Entonces porque no me das uno?

- A su tiempo. Mejores son cuándo salen espontáneamente.

La espontaneidad auto impuesta no es espontaneidad siquiera, es porfía, no dejarse caer en la “cursería” del afecto, del roce.

- Me cuesta entregarme hasta en las pequeñas cosas, como un abrazo, lo encuentro tonto, hasta me doy lástima.- le digo.

- Si te caché en la primera, sabes poner muy bien tus barreras.

Tiene sentido, ahora que lo pienso, también me doy cuenta que mi interlocutora es perceptiva, sagaz, rápida y muy humilde, casi al borde de la inseguridad, pero puedo estar equivocado.

- Hemos llegado, ojala te vea pronto, si tus estudios lo permiten.

Llega un olor dulce, proviene del abrazo, un ansiado momento de contacto; una caricia aceptada como corriente en cualquier relación que se establezca, me siento seguro, empero no me entrego.

Me despido, pienso en lo simple de todo eso y lo extraño.

1 comentario:

peripeciasdesimpotantes dijo...

oiga chusma, tan sensible siempre, vió.
Gracias por todo y el por el abrazo de ese día que no se me olvida más.
te quiero mucho y sigue escribiendo.
igual avisa cuando haya nuevas entradas pq a mi se me olvida revisar... pq siempre tengo en mente el otro Blog.
Cariños :)